Al abrir mis manos, busco tus ojos
Las suaves líneas delicadas, el áspero
Vaivén en tu círculo carnal
Es tu lengua, mi beneficio culpable
Mi duda Silvestre, el añorar del tiempo
Entregado en el jardín prohibido de tu cuerpo
Al comer tu sexo, al abrir tus manos
Busco la lluvia, que derrite, que envuelve
El sonido que delicadamente se subleva en tu sonrisa
Las lagrimas salida, de un horizonte lejano
De eso que acuestas en el cuarto del hotel
De tus manos que sin saber, recorren mi destierro
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